Donde las palabras no llegan la música lo hace

Aitana Mendoza Wendorff
5 min readJan 15, 2024

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Qué tendrá la música, que tantas veces es capaz de reinventarse y conseguir siempre volver a ilusionarnos escuchando una canción. Todos utilizamos la música para comunicarnos. La mayoría de los jóvenes alguna vez en su vida han subido una foto con una canción que expresa lo que sienten, o al menos que les gusta, por lo tanto, ya con esto comunican su agrado hacia las mismas. Además, desde hace ya varios años la plataforma Tik Tok permite hacer bailes con las canciones por lo que se vuelve a ver la facilidad de comunicación que tiene la música. Y esto es solo uno de los muchos aspectos que tiene la música cómo herramienta de romper barreras en la comunicación.

La música, se encuentra presente en todos los campos de nuestra vida: deporte, política, cine, etc. De hecho, ¿Cuántos de nosotros no vemos videos con escenas tristes, pero lo que realmente nos hace llorar es la melodía de fondo? Esto es una realidad que, si a muchas películas del cine no se le realiza un buen ejercicio de encontrar unas buenas bandas musicales, no tendrían el éxito esperado. Un gran ejemplo de esto es la serie de Netflix “13 reasons why” (Por 13 razones), donde una de las escenas más tristes es cuando los protagonistas bailan mientras suena “The night we met” de Lord Huron, es decir, la noche en la que nos conocimos. Esta serie que habla del bullying, del suicidio y el amor, encuentra en esa escena y con esa canción un momento en el que todos, permitimos que los sentimientos tomen el control. Esta escena en sí no es especialmente triste, sí lo es, si entiendes todo el proceso anterior. Pero es que nada cómo la música para dejar aflorar lo que llevamos dentro.

Una vez más, usamos la música como herramienta, en este caso, para sacar lo que llevamos dentro. Muchos de nosotros la utilizamos como modulador de cómo nos sentimos anímicamente, ya sea para obligarnos a estar bien poniéndonos una canción alegre. O para lo contrario, para dar rienda suelta a lo que nos reconcome y no conseguimos sacar. Y es que donde muchas veces encontramos una barrera para expresar los sentimientos, la música la derrumba fácilmente.

Evidentemente no es la única forma de utilizar la música con los sentimientos. Antiguamente era muy típico llamar a la radio pidiendo que pusieran una canción para dedicársela a alguien. En menor medida, hoy en día se sigue haciendo algo parecido. Pues cuando no tenemos el coraje suficiente para decir algo con palabras, sea lo que sea, amor, desilusión, decepción, etc., podemos utilizar una canción con la que nos identifiquemos para hacerle saber a una persona cómo nos sentimos. Esto incluso nos sucede a nosotros mismos, cuando nos sentimos extraños y de repente escuchamos esa canción que parece habernos quitado de la boca la letra. Una vez más la música rompiendo barreras.

Es cierto que se produce un fenómeno que lleva a las personas a relacionar lo que escuchan con su situación actual. Esto queda muy evidente con casos como el de la canción “Si no estás” de Iñigo Quintero. Donde de primeras todos creeríamos que era una canción de amor. Sin embargo, la letra es tan profunda y a la vez general que es capaz de extrapolarlo a lo que cada uno esté pasando. Esto lo podríamos observar en su primer estribillo:

Que no sé a dónde voy

No es real

Hace ya tiempo te volviste uno más

Y odio cuando estoy

Lleno de este veneno

Y oigo truenos si no estás

Perfectamente podría ser una canción de desamor pero como también podría ser una de decepción con uno mismo en la que nos escribimos como si fuéramos una tercera persona. La sorpresa saltó, cuando se descubrió que era una canción que hablaba sobre la perdida de la fe. Pues nadie se esperaba que éste fuese su significado. Aún así, el autor ha reconocido que la canción no tiene un significado, sino que cada oyente puede hacer su propia interpretación de la misma. Dando a entender que el éxito musical es de la gente y para cada uno significa lo que quieras. Otro fenómeno increíble de la música.

Por otro lado, es digno de analizar lo que sucede cuando una canción se vuelve un exitazo. En cierta parte se vuelve como en una catarsis donde la letra es lo de menos y el autor puede decir las barbaridades que desee. Ahora que está sucediendo esta atroz guerra con el pueblo palestino nos viene a la memoria la famosa canción “Atrévete te te” de Calle 13.

Señorita intelectual, ya sé que tiene el área abdominal

Que va a explotar como fiesta patronal

Que va explotar, como palestino

Esa desafortunadísima frase, “que va explotar, como palestino” se ha escuchado y sobre todo, la hemos cantado todos alguna vez en la discoteca sin pararnos a pensar realmente en lo que se está comunicando. ¿Por qué sucede esto? ¿Por qué permitimos que se publiquen frases de este estilo? ¿Es un fenómeno de masas que convierte al autor impune? ¿O simplemente ante el éxito no deseamos aguar la fiesta? Otro curioso fenómeno del mundo de la música. Por su parte decir que el autor Residente, ya ha pedido disculpas en numerosas ocasiones, que todo se debía al desconocimiento y la letra de esa canción ya no es así, por lo que en conciertos y festivales no se escuchará esa barbaridad de frase.

Para ir finalizando, pero no quedarnos con este amargo sabor de boca, hablar de un fenómeno parecido, pero en sentido opuesto. Hablamos de cuando una canción de una lengua que no dominamos y que además nos resulta exótica tiene un éxito musical y no podemos sacárnosla de la cabeza. Sin ni siquiera saber lo que dice la letra. Es el caso de la canción del grupo moldavo O-zone “Dragostea Din Tei”. Esta canción en rumano se volvió mundialmente famosa, haciendo que se colase en los primeros puestos de las canciones más escuchadas del verano de 2003. Además, se volvió una canción muy popular de la comunidad LGTBI reivindicando igualdad de derechos frente a la homofobia y los prejuicios de esa época. El caso es que consiguió alinear a todas las comunidades LGTBI de todos los países bajo la bandera de esa canción. Rompió todas las barreras que existían gracias a la música, y demostró que nada como la música para unir a las personas.

Trabajo realizado por Aitana Mendoza Wendorff y Jesús Sleiman Rodríguez

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